Este tipo de organización social impone formas de relacionarnos basadas en una jerarquía de poder de los hombres sobre las mujeres. A través del aprendizaje de roles y estereotipos sexistas vamos interiorizando determinadas formas de comportamiento en función de lo que la sociedad espera de nosotras y de vosotros.

Esto perpetúa dicha jerarquía y explica, al menos en parte, muchos de los problemas que podemos tener más tarde en la relación con nosotras mismas, con nuestro cuerpo y/o con las demás personas. Malestares tales como no sentirnos suficientes, el rechazo hacia la propia imagen o creer que debemos alcanzar cierto rendimiento sexual, son algunos ejemplos de la huella que puede dejar esta estructura social en nuestra psique.  

Afortunadamente nuestro cerebro es plástico y todo lo aprendido se puede desaprender. Es hora de que no solo nos encarguemos de ello las mujeres y que también los hombres toméis partido. Solo así podremos arrancar de raíz los cimientos culturales del patriarcado y solo así construiremos relaciones realmente libres y de igual a igual.